SOCIEDADPocos saben que los dulces “Los Nietitos” y la marca “Nix” ahora son de multinacionales


 La presencia de capitales extranjeros en Uruguay contin煤a en aumento y alcanza a sectores estrat茅gicos como la industria alimentaria, la construcci贸n, el agro y las bebidas. Aunque muchas marcas mantienen su nombre y su identidad local, ya no pertenecen a empresarios uruguayos. Seg煤n estimaciones    difundidas en distintos estudios p煤blicos, entre el 35% y el 40% del territorio productivo del pa铆s est谩 en manos extranjeras, una tendencia que tambi茅n se replica en empresas emblem谩ticas.  

Avanza la identificaci贸n del horror en La Perla


 Luego de la recolecci贸n de una importante cantidad de restos 贸seos humanos empieza el trabajo de clasificaci贸n, identificaci贸n y cotejo con las muestras existentes. Son huesos mezclados y no esqueletos completos ya que, como dijeron testigos, los cuerpos fueron removidos y trasladados luego de ser enterrados. SEGUIR LEYENDO AC脕

LA OTRA CARA DE BUKELE


 

Los despidos y la venta de M24 El bot贸n de muestra


Victor H. Abelando

28 noviembre, 2025- semanario Brecha 

El llamativo silencio institucional y de referentes frenteamplistas que sucedi贸 al despido masivo e intempestivo de todos los trabajadores de M24, la radio de FM propiedad del Movimiento de Participaci贸n Popular (MPP), se pretendi贸 sustituir, a las pocas horas, por la idea de que dicha emisora no pertenec铆a al sector mayoritario del Frente Amplio (FA). En las redes sociales, varias focas, trols y bots lanzaron la informaci贸n de que el MPP solo alquilaba la radio y, por tanto, no era responsable de la venta al grupo El Observador ni de los despidos. Pero la deformaci贸n informativa dur贸 poco, no solo porque varios de sus experiodistas desnudaron la identidad de los propietarios, sino porque, adem谩s, una simple b煤squeda de documentos permiti贸 conocer una resoluci贸n del 6 de mayo de 2024 por la cual Bonimar SA (propietaria de la emisora) transfer铆a el 100 por ciento de sus acciones a la dirigente del MPP Andrea Martini Guigou. El texto, firmado por Beatriz Argim贸n, en ejercicio interino de la presidencia, y por la entonces ministra de Industria, Elisa Facio, dice: «Apru茅base la transferencia parcial de la titularidad de la frecuencia 97.9 MHz, Canal 250, de la ciudad de Montevideo, departamento de Montevideo, cuyo titular es Bonimar SA, a favor de la Sra. Andrea Mirela Martini Guigou. Establ茅cese que la empresa Bonimar SA quedar谩 integrada por la Sra. Andrea Mirela Martini Guigou con el 100 por ciento del capital accionario».


El control del sector tambi茅n qued贸 claro respecto a las emisoras de Colonia (FM 102.5) y Maldonado (FM 90.9). Un senador del MPP, Nicol谩s Viera, posee el 67 por ciento de la primera (B煤squeda, 27-XI-25), mientras que la segunda est谩 en manos de Martini en un 99 por ciento.


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Tras un fin de semana de silencio del oficialismo, el lunes en la reuni贸n del secretariado del FA el delegado emepepista Heber Bousses justific贸 la venta y los despidos por permanentes p茅rdidas econ贸micas. Veinticuatro horas despu茅s, empezaron a hacerse o铆r manifestaciones individuales de dirigentes frenteamplistas en solidaridad con los extrabajadores de M24. Lo hizo el presidente del FA, Fernando Pereira, la senadora Liliam Kechichian, el diputado del MPP Gabriel Otero. En la 煤ltima transmisi贸n de la programaci贸n del lunes 24, manifestaron su solidaridad el ministro de Trabajo, Juan Castillo y el exsenador por el MPP Ernesto Agazzi.


Tambi茅n hubo pronunciamientos institucionales del PIT-CNT y de la Asociaci贸n de la Prensa Uruguaya que denunciaban la arbitrariedad de los despidos.


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Por otro lado, circula la versi贸n de que no todos los dirigentes del MPP estaban en conocimiento de la medida tomada. En tal sentido, el senador Sebasti谩n Sabini tom贸 distancia de la decisi贸n en una rueda de prensa. Consultado sobre los despidos y la venta de la radio, respondi贸: «Creo que deber铆an hablar con los due帽os de la radio, que son los representantes legales […]. Obviamente es una situaci贸n triste y dura que muchos trabajadores queden sin trabajo; mi solidaridad con ellos, pero que hablen con quienes representan a la radio». Y ante la pregunta de la relaci贸n de su sector con la emisora dijo: «Hablen con los responsables de la radio».


El evidente malestar del legislador abona la tesis de que los ceses y la venta a un grupo sost茅n del presidente libertario argentino Javier Milei fue tomada en el seno del c铆rculo 谩ulico del presidente Yamandu Orsi y que varios de sus hombres de confianza negociaron la venta con el excanciller argentino Gerardo Werthein, uno de los principales propietarios del grupo due帽o de El Observador.


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Ninguno de los saludos en solidaridad con los trabajadores de referentes frenteamplistas ubica responsabilidad en los propietarios de la radio. M谩s bien se parecen a un QEPD. Son dichos que no pueden diferenciarse de manifestaciones frente a un desastre natural o a una epidemia como la del covid, en los que la responsabilidad queda licuada en lo imprevisto. Pero, a la vista de que el empleador arbitrario es el sector mayoritario del FA, entre las figuras del FA –salvo saludos a los «pobres empleados» que quedan sin trabajo en la peor 茅poca del a帽o– no hubo se帽alamientos claros y condenatorios del evidente desprecio por la suerte de los trabajadores. Todo parece justificarse en una ecuaci贸n econ贸mica y en las p茅rdidas que para el MPP significaba mantener un medio alternativo a los hegem贸nicos.


La interrogante es si la propiedad de una emisora o de cualquier otro medio, m谩s all谩 de su papel en el debate cultural, tiene como factor determinante la ganancia econ贸mica. La izquierda (no hablo del progresismo) ha tenido a lo largo de la historia y con suerte variada distintas empresas period铆sticas o radiales. Y siempre se justificaron en la necesidad de dar la batalla contra el pensamiento hegem贸nico de las derechas. No parece que El Popular y Radio Centenario sean fuentes de ingreso superavitarias para las organizaciones pol铆ticas que las sostienen. Tampoco puede inferirse que medios alternativos como este semanario, Caras y Caretas o La Diaria sean mecanismos de enriquecimiento para propietarios.


La venta de M24 no es un rayo en un cielo sereno. Es un s铆ntoma m谩s del devenir del progresismo uruguayo. Aqu铆 vale una aclaraci贸n: en el FA existen sectores de izquierda que conviven con agrupamientos que han abandonado el pensamiento cuestionador del modelo econ贸mico, social y pol铆tico, para transcurrir por una l贸gica de medidas paliativas, que le den un rostro humano al capitalismo.


No puede entenderse el paso dado por el MPP sin constatar el abandono de la batalla ideol贸gica y cultural de la que hacen gala los gobernantes progresistas, capaces de buscar empat铆a con lo m谩s reaccionario de la poblaci贸n, destacando, como hizo Orsi esta semana en los desayunos de B煤squeda, el modelo de Nayib Bukele para combatir la inseguridad. El presidente rectific贸 al otro d铆a sus palabras (despu茅s de que, como dijo una colega, el secretario de la Presidencia, Alejandro S谩nchez, le editara las declaraciones) y descart贸 –no se sabe por cu谩nto– ese modelo para Uruguay.


Lo parad贸jico de todo esto es que quienes hablan de batalla cultural son los integrantes de la ultraderecha, que incluso no dejan de invocar a Antonio Gramsci. Mientras tanto, el progresismo pelea por no irritar al poder y limar antiguas pujas transgresoras.

Nueva versi贸n de la venta de M24

 




Mario Paez

ANA JUDITH CALACHI ERA LA DUE脩A DE M24. 馃憞


Para los que dicen que el MPP vendi贸 la radio M24, bueno, no.

La radio la arrendaba, no era de su propiedad.

De hecho, el MPP planteo al FA su compra y algunos sectores se negaron:

"En reiteradas oportunidades el MPP plante贸 a nivel de la Mesa Pol铆tica del Frente Amplio la necesidad de contar con un medio de prensa para difundir las actividades y puntos de vista sobre la realidad nacional.

Sin embargo, nada de esto se concret贸 por la negativa de otros

sectores de la coalici贸n que no ve铆an esto como una prioridad.".

Habr铆a que averiguar cuales fueron los sectores que se negaron.

Por otro lado, la radio pertenec铆a a un empresario floridense que falleci贸

en febrero de este a帽o.

En un grupo de whatsap que integro, puso una persona que conozco superbien y que no es af铆nal MPP: "El due帽o de M24 era Luis Calachi, un magnate floridense due帽o tambi茅n de otras radioemisoras y empresas.

En el 2016 le arrend贸 M24 al MPP ( por amistad, compromisos, o lo que

sea con Mujica)

Falleci贸 este a帽o por lo que su hija Ana Judith Calachi decidi贸 vender la

radio a El Observador

( seg煤n se lee por ahi su hija lejos est谩 de tener idelog铆as hacia la izquierda)

En fin solo para aclarar un poco las cosas...el MPP no fue el vendedor, fue

Ana Judith Calachi que a su vez gener贸 con la venta el despido de todo el personal de M24.

El MPP como arrendatario tuvo que despedir a sus trabajadores porque el nuevo perfil de la radio va a estar en las ant铆podas de lo que hasta ahora fue

( La libertad avanza es parte interesada) por lo que era imposible que el personal se mantuviera.

Pero en esto de tratar de ser justa ( muy lejos estoy de ser del MPP) no me parece trasmitir informaci贸n errada, (igualmente puedo equivocarme)

Pero quien era due帽a de M24 era Ana Judith Calachi, ella integraba una S.A. con Sara Blechman, Bonimar S.A. de las que eran due帽as de M24.

Ellas vendieron, no el MPP quien por cambio abrupto de orientaci贸n pol铆tica

de la radio luego de su venta, tuvo que despedir a todo el personal y porque seguro los nuevos due帽os no los iban a absorber".

Dicho todo esto, primero, no es responsabilidad del MPP lo que pas贸 con

la radio.

Segundo, ¿alg煤n d铆a la izquierda pensar谩 seriamente el tener un medio de comunicaci贸n radial y de televisi贸n?

Golpe a la comunicaci贸n y silencios inc贸modos


 



Solidaridad con los trabajadores despedidos

La venta de M24 y el despido masivo de sus trabajadores no es un hecho aislado ni meramente empresarial.

Es parte de un proceso m谩s grande: la disputa por el control de la comunicaci贸n en Uruguay, la precarizaci贸n de los trabajadores de prensa y el avance de grupos econ贸micos —muchos de ellos extranjeros—




La narrativa oficial intenta vender la idea de que esto es “solo una operaci贸n comercial”, pero cualquiera que conozca un poco el mapa medi谩tico sabe que:




M24 era un espacio inc贸modo para el poder econ贸mico.




Ten铆a una identidad pol铆tica marcada, con voces cr铆ticas y an谩lisis profundos.




Representaba un basti贸n hist贸rico del progresismo, especialmente del MPP.




Era una de las pocas radios que no hablaba desde el centro neoliberal recauchutado.




Desmantelar de un solo golpe a toda su plantilla, sin transici贸n, sin respeto por los v铆nculos y sin transparencia, es una maniobra cl谩sica para vaciar de contenido un medio y rearmarlo a gusto del comprador.




El objetivo es claro:

馃憠 neutralizar las voces cr铆ticas

En Uruguay se est谩 viviendo un proceso silencioso pero profundo:




Concentraci贸n medi谩tica en pocas manos.

Extranjerizaci贸n del espectro.

Desplazamiento de periodistas cr铆ticos.

Precarizaci贸n laboral para neutralizar la independencia.

Avance de formatos blandos y “despolitizados” para reemplazar la opini贸n y el an谩lisis.




La comunicaci贸n se est谩 transformando en un campo donde:




El negocio manda

La l铆nea editorial se compra

La pluralidad es un costo

Y las voces cr铆ticas son un riesgo para los intereses empresariales

El que no se adapta al guion del mercado, no sobrevive.




La derecha ya sabemos c贸mo act煤a y como se maneja en los medios

La postura del Frente Amplio ha sido, en el mejor de los casos, t铆mida, y en el peor, inexistente ,la reacci贸n fue lenta, desordenada.




Dicen qu茅 M24 siempre fue un tema inc贸modo dentro del FA:

Se ve铆a a M24 como un “medio del MPP” y no como un proyecto de izquierda m谩s amplio.

Otros sectores del FA nunca apoyaron realmente la construcci贸n de medios propios fuertes.




Hay una tendencia hist贸rica del FA a subestimar la batalla comunicacional.

La derecha entiende hace d茅cadas que sin medios no hay poder.

Por eso compra, concentra, ordena y reorganiza el discurso p煤blico.

El FA, en cambio, llega tarde,responde desordenado,no tiene estrategia comunicacional s贸lida,no defiende sus propios espacios cuando est谩n bajo ataque.




Y sigue creyendo que con “argumentos” alcanza, cuando en realidad esta es una disputa de poder, no de raz贸n.




M24 era una herramienta:




para contrarrestar el blindaje medi谩tico,




para amplificar voces sociales,




para discutir modelos de pa铆s,




para romper el cerco informativo.




Y hoy, ante su ca铆da, la reacci贸n institucional del FA no estuvo a la altura del da帽o producido. Lo que se viene: silencio, concentraci贸n y un retroceso para la democracia informativa

Si no se enfrenta esto pol铆ticamente:

Avanzar谩 la concentraci贸n medi谩tica.

Se achicar谩 el campo progresista en radio abierta.

Los trabajadores de prensa seguir谩n siendo la variable de ajuste.




Y la derecha seguir谩 imponiendo el sentido com煤n desde sus espacios comunicacionales blindados.




M24 No es solo una radio.

Es un s铆mbolo.

Es una advertencia.

Es un test para saber si la izquierda entiende o no la batalla comunicacional del siglo XXI.




La venta y vaciamiento de M24 es un golpe directo a la pluralidad.

La comunicaci贸n no es un lujo: es un campo de disputa pol铆tica.

Y el Frente Amplio, si pretende ser alternativa real de poder, tiene que dejar la tibieza y asumir que sin medios propios, fuertes y cr铆ticos, la batalla cultural la gana siempre el que controla el discurso.




La derecha lo sabe.

La izquierda todav铆a no act煤a en consecuencia




Toda la solidaridad con los trabajodres despedidos.




Ana Ant煤nez

La servidumbre perfeccionada: esclavos del algoritmo, prisioneros del clic


 

Pens谩bamos que la esclavitud era una p谩gina cerrada de la historia. Que las cadenas se hab铆an oxidado, que los grilletes eran piezas de museo. Pero nos equivocamos. Hoy la esclavitud no se impone con l谩tigos, sino con notificaciones. No se firma con sangre, sino con clics. No se perpetra en campos de algod贸n, sino en oficinas abiertas, en plataformas digitales, en discursos que nos venden libertad mientras nos atan con algoritmos.

Vivimos en una sociedad que ha perfeccionado el r茅gimen de servidumbre. El individuo ya no es ciudadano: es usuario, cliente, dato. El desclasado, el apol铆tico, el ignorante, el emprendedor ingenuo… todos giran en torno a un sistema que nos devora mientras nos promete 茅xito, visibilidad, pertenencia. Pero lo que recibimos es ansiedad, precariedad, aislamiento. Somos piezas de una maquinaria que no entendemos, pero que se alimenta cada d铆a con nuestro tiempo, nuestra atenci贸n, nuestro deseo. Y buena parte de ello nos llega por nuestro tel茅fono.

El algoritmo es el nuevo capataz. Decide qu茅 ves, qu茅 sientes, qu茅 crees. Te premia si confrontas (¡d谩le al like!), te castiga si reflexionas (te censuro y no te viralizo). Te empuja a odiar al pobre, al migrante, al diferente, mientras oculta a los verdaderos amos del cortijo: los fondos de inversi贸n, los complejos militares-industriales, las transnacionales que saquean el planeta. Todo realizado sigilosamente, como una gran maniobra de distracci贸n. Una coreograf铆a de espejismos. Nos enfrentan entre los de abajo para que no miremos hacia arriba.

La sociedad actual es un teatro de sombras. Las redes sociales simulan comunidad, pero son vitrinas de soledad. El trabajo simula dignidad, pero es una carrera sin meta. La pol铆tica simula representaci贸n, pero es un juego de m谩scaras. Y el individuo, perdido en este laberinto, ya no sabe qu茅 papel cumple. Cree que emprende, pero lo que hace es sobrevivir. Cree que opina, pero lo que hace es repetir. Cree que elige, pero lo que hace es aceptar.

Wilhelm Reich lo vio venir. En Psicolog铆a de masas del fascismo, denunci贸 c贸mo la represi贸n emocional y la estructura autoritaria del car谩cter hac铆an posible el ascenso del totalitarismo. Hoy, esa estructura se ha digitalizado. La obediencia se ha convertido en scroll. La represi贸n, en productividad. El miedo a la libertad, en miedo al algoritmo. Y la izquierda, si quiere ser transformadora, debe dejar de jugar en este tablero ama帽ado. Debe ense帽ar a leer entre l铆neas, a desconectar, a organizar, a resistir. Porque esta esclavitud no se rompe con clics. Se rompe con conciencia. Con cuerpo. Con calle. Con comunidad.

En Psicolog铆a de masas del fascismo (1933), Wilhelm Reich se preguntaba por qu茅 las masas obreras, que deber铆an luchar por su emancipaci贸n, terminaban apoyando reg铆menes autoritarios que las oprim铆an. Su respuesta no se limitaba a lo econ贸mico: Reich introdujo la dimensi贸n emocional, sexual y cultural como clave para entender el fascismo. La represi贸n del deseo, la obediencia inculcada en la familia patriarcal, el miedo a la libertad y la necesidad de pertenencia eran, para 茅l, los ingredientes psicol贸gicos que explicaban la sumisi贸n de las masas.

En el Estado espa帽ol, partidos como Vox y el PP han construido su discurso sobre el miedo y la confrontaci贸n. Promueven la idea de que el “otro” —el extranjero, el feminismo, el independentismo, la diversidad sexual— amenaza la unidad, la seguridad y la identidad nacional.

Mientras esto ocurre, ¿qui茅nes se benefician realmente? Muy sencillo: 1) las grandes el茅ctricas, la banca y los fondos buitre, que siguen acumulando beneficios r茅cord mientras millones de personas sufren pobreza energ茅tica, tienen empleos precarios y no pueden acceder a una vivienda digna. 2) Las multinacionales que controlan sectores estrat茅gicos como la alimentaci贸n, las medicinas, la sanidad privada o la educaci贸n concertada. 3) El complejo militar-industrial que se refuerza con presupuestos crecientes, mientras se recortan servicios p煤blicos. 4) Las corporaciones tecnol贸gicas que, por medio de los algoritmos de las redes sociales, amplifican el discurso del odio y la polarizaci贸n, generando una falsa sensaci贸n de participaci贸n mientras manipulan emocionalmente a los usuarios.

Todo esto encaja con lo que Reich denunci贸: el fascismo no se impone solo desde arriba, sino que se alimenta de estructuras emocionales profundamente arraigadas. La ultraderecha ofrece orden, pertenencia, identidad. Pero lo hace a costa de la libertad, la empat铆a y la conciencia cr铆tica.

Hoy, esa estructura emocional sigue vigente. La ultraderecha contempor谩nea no ha inventado nada nuevo: ha perfeccionado el manual. Fija enemigos externos para desviar la atenci贸n de los verdaderos beneficiarios del sistema. As铆 que necesitamos de forma urgente argumentos para luchar contra este sistema de servidumbre perfeccionada porque el enemigo no es el otro, es el sistema que nos enfrenta entre nosotros los explotados.

La ultraderecha se帽ala al migrante, al pobre, al disidente, al queer. Pero el verdadero enemigo est谩 en los consejos de administraci贸n, en los algoritmos que moldean el pensamiento, en los tratados comerciales que blindan el expolio. La izquierda debe dejar de jugar a la reacci贸n y volver a la ra铆z: se帽alar al poder econ贸mico, al extractivismo, a la financiarizaci贸n de la vida.

La tecnolog铆a no es neutral, es ideolog铆a codificada. Los algoritmos no solo censuran: moldean deseos, emociones, creencias. La izquierda debe entender que la batalla digital no es est茅tica, sino estructural. No basta con tener presencia en redes: hay que construir soberan铆a tecnol贸gica, medios digitales propios, plataformas descentralizadas.

La democracia representativa est谩 agotada. Los parlamentos se han convertido en escenarios de marketing pol铆tico. Las decisiones reales se toman en despachos opacos, en consejos de administraci贸n, en cumbres blindadas, en lobbies transnacionales. La izquierda debe apostar por formas de democracia directa, deliberativa, comunitaria. Hay que volver a la asamblea, al barrio, al contacto personal.

Y es que hay propuestas reales y pr谩cticas para un nuevo rumbo basadas en pedagog铆a cr铆tica digital, como pueden ser la creaci贸n de escuelas populares de alfabetizaci贸n algor铆tmica, ense帽ar c贸mo funcionan las redes, c贸mo manipulan y c贸mo resistir a este marea de fakes que nos inunda, formando militantes en comunicaci贸n no dependientes de plataformas corporativas.

Hay que crear, y esto es urgente, infraestructuras propias, impulsar medios alternativos, cooperativas tecnol贸gicas, redes federadas (como Mastodon o Peertube) y recuperar el control sobre los canales de comunicaci贸n.

Hay que repolitizar el deseo. La izquierda debe hablar de placer, de cuerpo, de afectos. Reich lo dijo: sin liberar el deseo, no hay revoluci贸n.

Hay que crear espacios donde la pol铆tica no sea solo discurso, sino experiencia compartida, v铆nculo, comunidad.

Hay que impulsar redes de ayuda mutua. Frente al “s谩lvese quien pueda”, construir redes de cuidados, bancos de tiempo, cooperativas de consumo, espacios de resistencia cotidiana, porque la solidaridad no es un valor abstracto: es una pr谩ctica concreta que puede desmontar el individualismo neoliberal.

La desobediencia institucional debiera ser otro pilar fundamental del tr谩nsito hacia una m谩s sociedad m谩s justa, sin esperar a que un gobierno nos salve de la cat谩strofe. La izquierda debe desobedecer cuando las leyes protegen el expolio.

Si queremos transformar esta sociedad, este sistema, hay que apoyar la insumisi贸n, la ocupaci贸n, la autogesti贸n. Crear flotillas de libertad que naveguen fuera del mapa oficial.

Vivimos en un mundo en el que el algoritmo es el nuevo inquisidor: decide qu茅 es verdad, y que merece ser visto. El clic es el nuevo voto sin poder: se contabiliza, pero no transforma. La red social es el nuevo confesionario donde se expone la intimidad, pero no se recibe consuelo. La izquierda institucional es un barco varado, necesita astilleros nuevos, velas nuevas, rutas nuevas.

Txema Garc铆a, periodista y escritor

Rebeli贸n ha publicado este art铆culo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Entrevista a H茅ctor Florit,


 El exconsejero de Primaria, H茅ctor Florit, dijo que la desafiliaci贸n de Pablo Caggiani en Ademu “es extempor谩nea” y expres贸 “toda su solidaridad con 茅l”. Entrevistado por Nada que perder, indic贸 que “la mejor manera de evitar el riesgo es blindando las escuelas con comunidad”.

20 de Marzo de 2023 Entrevista a Diego Sanjurjo


 

El gobierno de Trump acumula derrotas econ贸micas, pol铆ticas y diplom谩ticas


 Donald Trump ha tenido una p茅sima semana. El martes 5 su partido sufri贸 una aplastante derrota en las elecciones estatales y locales en seis estados, lo que revela la p茅rdida de respaldo al trumpismo; el n煤mero de d铆as de cierre del gobierno (shutdown) ha superado el r茅cord hist贸rico por la falta de acuerdo en el Senado para definir el l铆mite del Presupuesto Federal, lo que est谩 generando serios problemas con el financiamiento de programas de ayuda alimentaria y salarios de empleados; la deuda super贸 los 38 billones de d贸lares y prevalece un enorme d茅ficit fiscal financiado con emisi贸n de bonos del Tesoro que no encuentran compradores; y, el mi茅rcoles 6, la Corte Suprema de Estados Unidos celebr贸 la primera sesi贸n sobre la legalidad de los aranceles instrumentados por Trump desde enero, considerados por el Presidente como “una cuesti贸n de vida o muerte”.

En su patio delantero, como recategoriz贸 nuestra regi贸n el ex Presidente Joe Biden, no le ha ido mejor. A pesar de que el gobierno estadounidense ha incrementado su injerencia de manera abierta y descarada, no ha podido llevar a todos los pa铆ses a su redil. Hay varios que se le rebelan y, por ello, el lunes 3 ha debido suspender la Cumbre de las Am茅ricas prevista para los primeros d铆as de diciembre en Rep煤blica Dominicana bajo el lema “Construyendo un Hemisferio Seguro, Sostenible y de Prosperidad Compartida”.

La tensi贸n por la presencia militar que ha asesinado a m谩s de 69 personas en 18 bombardeos a peque帽as embarcaciones que supuestamente llevaban drogas a Estados Unidos; la exclusi贸n de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre, que motivaron las ausencias de Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum; las dudas de otros l铆deres de participar y la confirmaci贸n de otros que utilizar铆an el evento para exigir el retiro de la presencia militar y naval estadounidense fueron los factores determinantes para suspenderla.
Al principio

Durante su primer mandato, Trump no le prest贸 mucha atenci贸n a la regi贸n. La excepci贸n fue Venezuela, donde impuso a un presidente ad interim, Juan Guaid贸, con m谩s de 50 representaciones diplom谩ticas y asiento en el BID; cre贸 en 2017 el Grupo de Lima, desde donde alentaban a las Fuerzas Armadas venezolanas a reconocer a Guaid贸 como presidente; se confiscaron las refiner铆as y estaciones de servicio en Estados Unidos de la empresa CITGO, filial de PdVSA, la petrolera estatal de ese pa铆s; se confiscaron 31 toneladas de oro en el Banco de Inglaterra; y se encarg贸 al tr铆o Elliot Abrahams, Mauricio Claver Carone y Marco Rubio desestabilizar al gobierno de Maduro, sin 茅xito. Tampoco prosper贸 la Operaci贸n Gede贸n, un intento fallido de incursi贸n armada en Venezuela en mayo de 2020, liderada por ex militares venezolanos y mercenarios de Estados Unidos y Colombia, con el objetivo de derrocar a Nicol谩s Maduro.

Trump no particip贸 en la Cumbre de las Am茅ricas que tuvo lugar en Lima, en 2018, convirti茅ndose en el 煤nico Presidente estadounidense ausente en este evento, que re煤ne cada tres a帽os a los l铆deres de la regi贸n desde 1994, creado por iniciativa del ex Presidente Clinton en el escenario del fin de la Guerra Fr铆a. Hoy las cosas son distintas y esta regi贸n se ha convertido en un escenario de pugna por el poder hegem贸nico entre China y Estados Unidos. En efecto, 22 de los 33 pa铆ses de Am茅rica Latina y el Caribe han firmado su adhesi贸n a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), a trav茅s de la cual China ha invertido desde 2013 en proyectos de infraestructura muy importantes en varios continentes. Por esta raz贸n, Trump se ha mostrado decidido a tomar control de nuestra regi贸n.
Despu茅s

Durante su segundo mandato, el Presidente ha pisado fuerte el acelerador de la injerencia en Am茅rica Latina y el Caribe para desplazar a China a como d茅 lugar. Tan pronto asumi贸 el gobierno, en un acto simb贸lico, le cambio el nombre al Golfo de M茅xico por Golfo de Am茅rica. En Panam谩 oblig贸 al gobierno a retirarse de la BRI y a expulsar a empresas chinas de la administraci贸n del canal. Dos meses despu茅s, la firma estadounidense BlackRock compr贸 los puertos de Balboa y Crist贸bal, en ambos extremos del canal, a CK Hutchison, una empresa de Hong Kong.

Trump interifiri贸 en la justicia brasile帽a al gravar con aranceles de hasta 50% a las exportaciones de ese pa铆s a Estados Unidos por el juicio contra Jair Bolsonaro –finalmente fue condenado a 27 a帽os de prisi贸n–, al que calific贸 como una “caza de brujas que debe terminar inmediatamente”, porque constituye una “verg眉enza internacional”.

Dos semanas despu茅s, el ex Presidente colombiano 脕lvaro Uribe (2002-2010) fue hallado culpable, en primera instancia, de los delitos de fraude procesal y soborno en actuaci贸n penal, y condenado a doce a帽os de prisi贸n domiciliaria. Inmediatamente el secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que “el 煤nico delito del ex Presidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente y defender su patria. La instrumentalizaci贸n del poder judicial colombiano por parte de jueces radicales ha sentado un precedente preocupante”.

En cuanto a M茅xico, el primer d铆a de su mandato Trump declar贸 a carteles del narcotr谩fico de ese pa铆s como organizaciones terroristas, lo cual facilita la intervenci贸n militar aludiendo a la seguridad nacional de Estados Unidos. Trump tiene intenciones de que M茅xico autorice el ingreso de tropas del Ej茅rcito y de inteligencia estadounidenses para combatir el narcotr谩fico. Es una de las mayores presiones que tiene la Presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. En esa oportunidad no incluy贸 al Cartel de los Soles, de Venezuela. Lo hizo reci茅n a fines de agosto, y el 2 de septiembre despleg贸 buques de guerra en el Mar Caribe frente a las costas de Venezuela, que ha dejado el saldo ya mencionado de 69 fallecidos.

A pesar de las reiteradas denuncias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de que dichos ataques representan cr铆menes extrajudiciales y que a partir de la escasa informaci贸n que proporciona Estados Unidos ninguna de las v铆ctimas de los barcos atacados representaba una amenaza inminente, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, dice que “los ataques navales contra los narcoterroristas continuar谩n hasta que cesen sus actividades de envenenamiento del pueblo estadounidense (…) A todos los narcoterroristas que amenazan nuestra patria: si quieren seguir con vida, dejen de traficar con drogas. Si siguen traficando con drogas mortales, los mataremos”.

El gobierno ha desplegado en el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela, una docena de barcos de guerra, un submarino, m谩s de diez mil soldados que tambi茅n est谩n estacionados en Puerto Rico y Trinidad y Tobago y, pr贸ximamente, se estacionar谩 el portaaviones USS Gerald R. Ford, el buque de guerra m谩s grande del mundo, con capacidad para transportar 90 aviones. Cuando llegue, el 20% de los buques de guerra estadounidenses movilizados en el mundo estar谩n en aguas latinoamericanas, seg煤n un an谩lisis de la revista especializada Stars and Stripes.

El Presidente Trump ha autorizado a la CIA a desarrollar misiones encubiertas en Venezuela y ha dicho que entrar谩n en una nueva fase que incluir铆a acciones terrestres. Seg煤n una encuesta de You.Gob, la mitad de los estadounidenses se opone a los ataques militares estadounidenses contra objetivos terrestres en Venezuela. S贸lo una quinta parte los apoya.

Trump ha dicho que Maduro tiene los d铆as contados al frente de Venezuela, pero se contradice cuando al mismo tiempo admite que duda y que no cree que vaya a haber una guerra entre ambos pa铆ses. Lamentablemente, el jueves 6 el Senado rechaz贸 (51 a 49 votos) una propuesta bipartidista para bloquear cualquier acci贸n militar estadounidense contra Venezuela que no haya sido aprobada por el Congreso.

Trump a煤n debe tomar una decisi贸n sobre c贸mo proceder en Venezuela. Las declaraciones de apoyo a Venezuela por parte de los Presidentes de Rusia y China deben pesar en su decisi贸n. Durante el Foro Empresarial Estadounidense, en Miami, en el que tambi茅n particip贸 el Presidente Milei, la l铆der de la oposici贸n y premio Nobel de la Paz 2025, Mar铆a Corina Machado, apoy贸 incondicionalmente los bombardeos a las lanchas y dijo que Maduro es “el cabecilla de esta estructura narcoterrorista que ha declarado la guerra contra el pueblo venezolano y contra las naciones democr谩ticas en la regi贸n, donde las redes criminales sustentan al r茅gimen chavista con el tr谩fico de drogas, oro, armas y personas”. “Maduro empez贸 esta guerra, y el Presidente Trump va a terminarla”, se帽al贸 por videoconferencia.

En reiteradas oportunidades, el Presidente colombiano, Gustavo Petro, ha dicho que “Colombia no prestar谩 su territorio para ninguna invasi贸n de un pa铆s vecino ni ninguno de sus hombres”. El 19 de octubre, Petro dijo que funcionarios del gobierno de los Estados Unidos hab铆an “cometido un asesinato y violado nuestra soberan铆a en aguas territoriales. El pescador Alejandro Carranza no ten铆a v铆nculos con el narco y su actividad diaria era pescar. La lancha colombiana estaba a la deriva y con la se帽al de aver铆a”. Exigi贸 una rendici贸n de cuentas sobre este caso. La violenta respuesta de Trump no se hizo esperar: dijo que “la producci贸n masiva de drogas se ha convertido, con diferencia, en el mayor negocio de Colombia, y Petro no hace nada para detenerlo”. Incluso amenaz贸 con una intervenci贸n si Petro no “cierra de inmediato los campos de exterminio” que representan las zonas de producci贸n de droga en su pa铆s. De lo contrario, Estados Unidos “los cerrar谩 por 茅l, y no ser谩 bonito”, amenaz贸. Seguidamente lo acus贸 de ser l铆der del narcotr谩fico y anunci贸 la suspensi贸n de toda ayuda financiera y tecnol贸gica.

La injerencia m谩s reciente de Estados Unidos ha tenido lugar en la Argentina, donde el gobierno intervino en el mercado cambiario a trav茅s de tres bancos privados para sostener el tipo de cambio y anunci贸 un pr茅stamo de 20.000 millones de d贸lares. Antes, Trump dijo que los argentinos estaban muertos, pero que solo apoyar铆an a la Argentina si votaban a Milei en las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Todo tiempo pasado fue mejor

A diferencia de las incursiones militares en Irak, Libia, Siria, Granada, Panam谩, entre otros, la amenazante presencia militar de Estados Unidos en el Mar Caribe se realiza en circunstancias en que el pa铆s del Norte se encuentra con la musculatura algo resblandecida.

Seg煤n el FMI, como consecuencia de los aranceles instrumentados por Estados Unidos a partir de abril, las previsiones de crecimiento est谩n muy lejos de volver a los niveles de 2024. El consumo ha registrado una ca铆da significativa, la inflaci贸n est谩 un punto porcentual por encima de la meta, el desempleo se ha incrementado y el pa铆s se encuentra en una crisis de endeudamiento en espiral acompa帽ada de un d茅ficit fiscal cr贸nico. Por otro lado, el cierre del gobierno ha tenido impacto en algunos programas de alimentaci贸n, en especial el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que cubre a casi 42 millones de personas. Estos han quedado desfinanciados desde el s谩bado 1°.

En el plano pol铆tico Trump fue barrido en las elecciones del martes 5. El caso m谩s aplaudido ha sido el triunfo del alcalde de la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, no solo porque no disimul贸 su condici贸n de musulm谩n, migrante nacido en Uganda, de origen indio, defensor de la causa palestina y socialista, sino porque los electores desafiaron el chantaje de Trump, quien dijo que si Mamdani ganaba suspender铆a la ayuda federal a NYC.

En el plano internacional, Trump ven铆a de una cumbre bilateral con Xi Jinping, realizada en Corea del Sur, en la que este intent贸 salir de su laberinto arancelario al pedirle al l铆der chino que le siga comprando soja –para no deteriorar su base electoral– y le vendiera tierras raras, para no perjudicar su industria. China concentra alrededor del 61% de la producci贸n de tierras raras extra铆das y controla hasta el 92% del procesamiento mundial. Ambos firmaron un precario acuerdo por un a帽o. En la relaci贸n con nuestra regi贸n, la postergaci贸n de la Cumbre de las Am茅ricas representa una derrota diplom谩tica para Trump, pues no ha sido capaz de presentar una agenda proactiva en lugar de imperativa. Lo 煤nico que ha hecho durante su gobierno es incrementar su injerencia, desestabilizar la regi贸n y amenazar con su presencia militar en M茅xico, Colombia y, con palabras may煤sculas, a Venezuela.

Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/lagrimas-negras/

IDEAS PELIGROSAS



Un an谩lisis cr铆tico sobre c贸mo la inteligencia artificial se convirti贸 en una herramienta que moldea el trabajo, la informaci贸n y la pol铆tica. Desde la vida precarizada de los data workers hasta las fake news, una mirada profunda al poder real detr谩s de la IA.

MASACRE EN RIO DE JANEIRO




El detr谩s de escena de 茅sta acci贸n policial, la financiaci贸n, v铆nculos con el poder y el reclutamiento de estos grupos. ¿Qu茅 funciona en el combate y qu茅 fracasa? ¿Qu茅 ense帽anzas deja este episodio para Uruguay?

Ra煤l Cohe conversa sobre la reciente megaoperaci贸n policial en R铆o y el poder de los grupos criminales con Gabriel Pereyra, uno de los periodistas que m谩s conoce acerca del crimen organizado en Am茅rica Latina.

Una charla clara y dura, pero sin duda necesaria, para intentar entender y prevenir en lo que fuera posible un fen贸meno tan complejo como urgente.

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Macarena Gelman asegur贸 que b煤squeda de la verdad "es un compromiso que no puede abandonarse"


 La defensora de los derechos humanos, integrante del nodo Uruguay de la Red por el Derecho a la Identidad y ex parlamentaria, Macarena Gelman, destac贸 la importancia de “sostener la b煤squeda de la verdad y la defensa de los derechos humanos frente a los nuevos embates autoritarios”. Sus declaraciones se enmarcan en la presentaci贸n de la campa帽a conjunta entre organizaciones de DDHH de Argentina y Uruguay para encontrar en nuestro pa铆s a nietos apropiados durante las dictaduras del Cono Sur. Asimismo, Gelman est谩 participando de distintas actividades reflexivas a 50 a帽os del Plan C贸ndor.


En entrevista con el Portal del PIT-CNT, Macarena Gelman se refiri贸 a la presentaci贸n realizada en el Teatro Sol铆s de Montevideo por la organizaci贸n Abuelas de Plaza de Mayo junto al nodo Uruguay de la Red por el Derecho a la Identidad que impulsa un trabajo conjunto entre Argentina y Uruguay para localizar a los nietos nacidos entre 1975 y 1983, v铆ctimas del accionar de las fuerzas represivas durante la dictadura c铆vico-militar.

Gelman, hija de los detenidos desaparecidos argentinos Marcelo Gelman y Mar铆a Claudia Garc铆a Iruretagoyena, y nieta del poeta Juan Gelman, valor贸 la iniciativa como un desaf铆o que afrontan las organizaciones sociales "cada una desde su lugar y sus posibilidades, sumando para poder llevar adelante esta campa帽a de b煤squeda. El mayor desaf铆o es sostenerla en el tiempo”, afirm贸.

Gelman destac贸 la relevancia institucional del acto, que cont贸 con la presencia del presidente de la Rep煤blica, Yamand煤 Orsi y de la vicepresidenta Carolina Cosse. “Es un respaldo institucional importante y eso ayuda porque nos sentimos acompa帽ados. Descontamos que la presencia y el acompa帽amiento en este hito se traducir谩 en apoyos de diversas formas. Vamos a necesitar informaci贸n, la posibilidad de compartir y difundir lo m谩s posible para que el mensaje llegue a todos y todas, no s贸lo en Montevideo, sino tambi茅n en el interior del pa铆s. Es un desaf铆o lindo y grande, y confiamos en que tendremos ese acompa帽amiento”, se帽al贸.    


Memoria frente a los retrocesos

Consultada sobre los 50 a帽os del Plan C贸ndor y el embate de las derechas a nivel mundial contra las organizaciones sociales, de derechos humanos y colectivos feministas, Gelman sostuvo que supone nuevos desaf铆os.“Por un lado, la sociedad civil organizada ha enfrentado dificultades incluso mayores que esta coyuntura. Estar a 50 a帽os del Plan C贸ndor nos recuerda justamente eso. Por tanto, creo que es importante recordar que en la historia ya hemos atravesado momentos incluso m谩s complejos. Lo que tratamos de hacer hoy es coordinar esfuerzos para reparar, en la medida de lo posible, el da帽o causado por aquella 茅poca tan oscura de nuestra historia, no s贸lo del Uruguay sino de todo el Cono Sur”.

Gelman remarc贸 en que la sociedad civil organizada "conoce de peores momentos", que los actuales, lo que no significa "subestimar" los embates de las derechas, porque las amenazas actuales adoptan nuevas formas, en especial en el terreno comunicacional. “Hay una necesidad imperiosa de tener acceso a informaci贸n de calidad, verificada, no a la difusi贸n de campa帽as de odio que lastiman el tejido social e impiden la convivencia democr谩tica. Estamos en un camino de retroceso, y es fundamental entenderlo. Cada uno desde su lugar puede colaborar para que eso no ocurra. El desaf铆o es organizarse, resistir, ser conscientes de que las condiciones cambiaron y de que esos ataques toman otras formas”.
“Los hijos de la memoria”

Este jueves 6 de noviembre, a las 19 horas, en el Teatro Politeama de la ciudad de Canelones, se realizar谩 el conversatorio “Los hijos de la memoria”, que reunir谩 testimonios de hijas e hijos cuyas infancias fueron atravesadas por el terrorismo de Estado, para reflexionar sobre las huellas de la represi贸n y las luchas por memoria, verdad y justicia.

Adem谩s de Macarena Gelman, participar谩n Gabriela Schroeder, Camilo Casariego, Francesca Casariego, Anatole Julien y Mariana Zaffaroni. La actividad es organizada por la Secretar铆a de Derechos Humanos para el Pasado Reciente de Presidencia de la Rep煤blica, con apoyo de la Secretar铆a de Derechos Humanos de Canelones.

“Este encuentro va a ser un intercambio intergeneracional, donde podamos conversar y compartir nuestras experiencias, pero tambi茅n nuestra mirada hoy, a 50 a帽os del Plan C贸ndor, y hacia el futuro. Esperamos poder reflexionar juntos. La participaci贸n de las nuevas generaciones es algo a lo que debemos apuntar todo el tiempo, compartir lo vivido para que puedan tomar nuestra experiencia y hacer su propio camino, sabiendo que conocer la historia puede evitar que se repitan los males del pasado”, remarc贸.

Finalmente Gelman advirti贸 sobre el riesgo del resurgimiento de las ultraderechas. “La experiencia indica que nos cuesta aprender de lo que ya vivimos, y muchas veces nos cuesta recordar. Hay cuestiones que hoy se ven pr谩cticamente como en aquella 茅poca, aunque con nuevas formas y medios. El temor siempre (al resurgir de los fascismos) est谩, por nuestra propia experiencia, pero no queda otra que enfrentarlo. Por ello tenemos la necesidad de estar alerta para que estas cosas no nos sorprendan y para que las generaciones futuras no tengan que pasar por lo mismo”.   

 FUENTE PIT CNT.      A 50 a帽os del Plan C贸ndor